Sunday, September 10, 2006

Mount Washington

Estos cuatro últimos días han tenido interesantes momentos. Ya tengo casi todo ordenado en el apartamento. Todavía no he decidido cómo colocar los (pocos) cuadros que tengo y si debería comprar algún otro para darme un tono más hogareño. Aun así, el jueves, cuando volvía del super de hacer la compra, invité a Carlos Garde, el pamplonés viviendo en Elmbrook, a que se pasara por mi casa para tomar una Sam Adams. El martes pasado empezó las clases en Boston University y, por el momento, está contento con las clases. Ahora, su mayor preocupación es decidir sobre el lugar donde hacer las prácticas correspondientes: ¿quedarse en Boston o darle una oportunidad a Nueva York? Yo ya le he advertido que ir a vivir a Nueva York puede ser una experiencia única pero que es una ciudad muy poco hospitalaria, donde le será difícil encontrar un sitio para vivir y, por supuesto, que le saldrá todo muuucho más caro. De todos modos, todavía es pronto para decidir.

Este fin de semana, a pesar de que anunciaban posibilidad de lluvia y tormentas en New Hampshire, nos fuimos a Mount Washington, el punto más elevado del Noreste de los EE.UU (6288 pies, 1917 metros de altitud). Salimos de Boston el viernes por la tarde, pasamos la noche en una casa de campo de los padres de Gretchen, la organizadora de la excursión. El grupo lo componíamos Lope, June, Gretchen, Marketa (una checa, o sea, de la República Checa, que vive con Lope y Gretchen, y que está haciendo el doctorado en Northeastern University, Boston), Jake, que es un amigo de Gretchen, y yo. La noche en la casa de campo fue divertida. Mientras degustábamos una botella de vino y unos snacks estuvimos contando historias de miedo, al más puro viejo estilo: luces apagadas, atmósfera de suspense. Fue divertido ver como algunas se revolvían en el sillón un poco asustadas—que nadie me tome a mal, pero los ‘chicos’ no manifestaban estar asustados, ¿más autocontrol, quizás? A la mañana siguiente, temprano, salimos en dirección a la base de Mount Washington. El día comenzó resplandeciente, pero el pronóstico anunciaba posibilidad de lluvias y tormentas por la tarde. De hecho, el clima de esta montaña tiene muy mala prensa. Como curiosidad, Mount Washington ostenta el record de ser el lugar en el mundo donde se ha medido la velocidad más alta de viento en tierra: 372 km/h. Afortunadamente, ayer Eolo se lo tomó con más calma, y a durante el ascenso disfrutamos de algo de sol. La subida nos la tomamos con calma. En algo menos de cuatro horas hacíamos cumbre, almorzamos en un bar que hay en lo alto (no lo había mencionado, pero hay una carretera que llega hasta arriba, así que aquello está lleno de domingueros). Como estaba previsto, el mal tiempo hizo su aparición y la lluvia nos acompañó la mayor parte de la bajada. Eso significó llegar completamente empapados al coche y tener que cambiarse de arriba a abajo. A pesar de eso, nos lo pasamos de maravilla. Está bien que en estos últimos meses estoy volviendo a ir a la montaña. Aunque, como ya he dicho alguna otra vez, las White Mountains no son los Pirineos, son suficiente ‘montaña’ como para matar el gusanillo y disfrutar del aire fresco. Ya hemos estado hablando que, durante el invierno, tenemos que aprovechar la casa de campo de Gretchen para hacer más salidas.

De vuelta en Boston, por la noche, estuve en casa de Dary (Darius), un amigo de la escuela. Este no es el Darius que organiza las cenas de los domingos sino otro, también de origen persa. La excusa para reunirnos era que él y su novia, Becky, se comprometieron hace un par de meses y con el verano de por medio no habían tenido oportunidad para celebrarlo con los amigos. Así que por allí estuve, pasando un buen rato de conversación, oír música, disfrutar de un buen vino y de la hospitalidad de Dary. Entre unas cosas y otras, volví tarde a casa así que esta mañana me lo he tomado con calma. Ahora, a ver si me pongo a trabajar un poco en los deberes para uno de los cursos a los que estoy yendo. No tendría porque hacerlos, pero si realmente quiero sacarle partido al curso, me conviene meterle algo de tiempo.

Aquí os dejo una fotillo del lago que hay justo enfrente de la casa de campo de Gretchen. Esta chulo, eh?



4 comments:

Agus Alonso-G. said...

Qué foto más buena, chaval. Jo, me has recordado que tengo que escribir a Carlos Garde. Te mando al correo la dirección de mi nuevo blog.

Anonymous said...

Sí que tiene buena pinta el sitio, sí. Y muy buena foto (es tuya, ¿verdad? es muy buena).

Y menudo montañón de mil novecientos metros... ¡se llega en carretera! Jeje.

Too Picky 4.2 said...

La foto la tome yo mismo, pero le debo mas al Photoshop que a mi habilidad como fotografo.
Agus, seguro que Carlos agradece un email. Ya sabes que cuando uno esta en el 'destierro' se agradece notar que todavia le recuerdan en la madre patria.

Agus Alonso-G. said...

Photoshop, ¿eh? Ya puestos ponle un par de misilitos en el aire, je, je.