Friday, November 03, 2006

Cuando los sapos bailen flamenco

Es viernes y estoy torrado. No tiene que ver el día de la semana, sino otras circunstancias que no vienen al caso. Así somos. El tiempo lo cura todo, comentan. Pero a veces ese tiempo pasa despacio, o parece que nunca llega el momento en el que, finalmente, una herida cicatriza. Cuando creías que ya te estás curando, oyes una canción, alguien te hace un comentario, y venga otra vez a desangrarse. Que espectáculo. Menos mal que estas cosas no se ven desde fuera, y que uno se ha acostumbrado a poner al mal tiempo buena cara, a plantar una sonrisa medio falsa en medio de la cara cuando tienes un hierro al rojo entre el esternón y el pericardio. Sino, la gente se asustaría. Pero es que es viernes, y estoy torrado. Esto no lo suelto para dar lástima, ni para que me den palmadas en el hombro, ni mucho menos para que nadie se preocupe. Sin más, me apetece desahogarme aquí. En fin, así es la vida. Hay que ir madurando, aunque sea a base de estrellarse contra el suelo después de saltar del piso 50. Afortunadamente, el tiempo lo cura todo, comentan.

Para que no sea todo así, melodramático y pasteloso, os dejo una foto de los valientes que el domingo pasado desafiamos al viento para jugar al fútbol. Buena gente, buena gente. La familia y los amigos, eso es lo que queda.

1 comment:

Anonymous said...

La familia es quien de verdad siempre está ahí. Animo macho, que las Navidades están a la vuelta y en casa te esperamos.
Ríete mucho (o inténtalo), haz deporte, come bien...y bebe (un poco)...las penas no se pasan así como así, pero se alivian.