Ayer por la noche tuvimos la boda de Darel y Daniel. Nunca habia estado en una boda judía, en particular una boda judía sefardí-venezolana-italiana, y la verdad que eso tuvo su encanto. Ya os contaré en otro momento, cuando tenga algo más de tiempo.

Por el momento, después de tres días en Caracas, la conclusión que hemos sacado es que lo mejor que podemos hacer ahora mismo es irnos de aquí. La ciudad es fea, no muy segura y tampoco tiene mucho que ver. Dentro de un rato intentaremos coger un autobús rumbo al noroeste. Nos han dicho que hay un pueblo costero, Puerto Colombia, a unas 2-3 horas de la capital que es pintoresco, limpio y que puede servir para relajarnos después de estos días de ir de un lado para otro.

Mientras, parece que después de las manifestaciones del fin de semana la gente ha vuelto a trabajar, por lo que la ciudad ha amanecido más tranquila: los días previos era frecuente que pasaran coches o furgonetas por las calles, con pintadas pro o anti-Chavez y haciendo sonar las bocinas. Interesante al principio, torrante poco después.

Cuando descargue las fotos y tenga algo más de tiempo de conexión a internet, prometo contar con más detalle.