Poco a poco me voy asentando en mi nueva ciudad. En estos cinco días, además de derrumbarse un puente, poco más de interés. El jueves fue mi primer día en la escuela, que fue breve porque tenía que volver pronto a casa para esperar al tipo del ‘cable’. Ahora ya tengo Internet en el apartamento, lo cual facilita mucho las cosas. Las escasas dos horas que pasé en la oficina sirvieron para dar la información para que me incluyan en plantilla y empiece a cobrar cuanto antes, y para darme cuenta que el famoso puente se veía desde el edificio donde trabajo. Como consecuencia de eso, el viernes nos dieron día libre: por motivos de seguridad (el sábado venía George Bush), querían que la zona se quedara vacía. Eso me permitió dedicar el viernes a otros menesteres como: (i) comprar una bicicleta, lo cual me da algo más de autonomía, (ii) ir a un concesionario de Honda que está cerca de casa (es probable que me compre un Honda Fit, pequeño, barato, pero que es mono y resuelve la papeleta), (iii) explorar un poco los alrededores. El fin de semana lo he pasado trabajando, haciendo algo de ejercicio, y con más exploración. He descubierto que en Uptown, una zona de Minneapolis cercana a donde yo vivo, un poco alternativa, artsy y cool, había una feria de arte en plan mercadillo, pero con un nivel bastante bueno. Y poco más. Mañana vienen los de las mudanzas, así que ya dejaré de tener que dormir en el suelo y comer en la encimera de la cocina. Por el momento, todo muy bien.

Por cierto, ya no tengo correo de Harvard, asi que se me puede escribir a mi direccion permanente: aalogut arroba alumni punto unav punto es. Gracias!